Como exigen las normas de la LFP, los jugadores de la primera plantilla deberán llevar los dorsales del 1 al 25. Del 26 en adelante serán jugadores del equipo filial. El entonces entrenador Carlos Bilardo, preocupado por el calor de la capital mexicana, mandó a comprar camisetas más ligeras para sus jugadores, un encargo que obligó a recorrer las tiendas deportivas de Ciudad de México a toda prisa. En suma, cayó un registro histórico, pues el 30 de marzo de 1958, casi tres años después, el equipo blanquiverde volvía a perder en casa ante el Real Betis por 0-2, siendo su primer traspié como local en Segunda.